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Aprender música

  • Educación intelectual
Aprender música

Do, re, mi, fa, sol, la y sí. A priori estas son solo las siete notas que componen la escala musical pero, en profundidad, el aprendizaje de estas notas integra muchos más beneficios al desarrollo de los peques que simplemente saber tocar un instrumento. Y es que, aprender música reporta tantas mejorías en tantos campos del conocimiento que, en Agora Portals International School, no entendemos la educación sin esta ‘pata’ tan importante.

Dentro de nuestro modelo educativo, las artes tienen un papel fundamental, ya que apostamos por desarrollar, entre otros, la creatividad de los niños a través de ellas. Y, entre todas las artes, nos decantamos, entre otros, por el aprendizaje musical, desde los primeros niveles de enseñanza. Aprendizaje que no solo nos sirve para que nuestros alumnos sepan tocar un instrumento de cara a su adolescencia y su etapa adulta, si no que lleva integrados dentro de él otros muchos beneficios a nivel psicológico, intelectual y psicomotriz desde edades tempranas. «Más allá de que a la hora de tocar un instrumento utilizamos ambos hemisferios del cerebro, la música nos ayuda en el desarrollo de la psicomotricidad, la memoria, el análisis, el pensamiento lógico-matemático y los idiomas», afirma Marta González, coordinadora adjunta de música en nuestro centro.

Y es que, tal y como especificaba el musicólogo Bukofzer allá por 1977, existen dos objetivos en la educación musical: la educación para la música y la educación con la música y es este segundo concepto el que también trabajamos en Ágora Portals International School.

Más música, más rendimiento escolar

Uno de los beneficios que nombra nuestra coordinadora adjunta de música es el desarrollo del pensamiento lógico-matemático. ¿Por qué afirma esto? Pues porque el aprendizaje musical está relacionado con los altos desempeños académicos, ya que favorece la actividad neuronal y activa la parte del cerebro encargada de afianzar los conceptos matemáticos o la lectura, entre otros.

No lo decimos nosotros. Sin ir más lejos, esta es la conclusión que extraía la doctora Nina Kraus, de la Universidad de Northwestern de Estados Unidos, con un estudio en el que confirmaba los beneficios de la música en nuestra capacidad cerebral: «existe buena evidencia de que tocar un instrumento musical desde la infancia tiene un efecto profundo en el sistema nervioso y que las lecciones de música a una edad temprana pueden tener beneficios duraderos en el cerebro», afirmaba Kraus. El estudio fue publicado en 2015 en la revista PNAS.

No es la única investigación que ha llegado a esta conclusión: el Instituto Mc Master para la Música y la Mente, de Canadá, también lo hizo. Llevaron a cabo un análisis con niños de entre cuatro y seis años: durante un año, un grupo recibió enseñanza musical y otro no. Los resultados demostraron que los niños que habían recibido la enseñanza tenían más capacidad de memorización, lo que les permitió mejorar con respecto al segundo grupo en calificaciones matemáticas, entre otras materias.

Esto es posible porque, según los investigadores, la actividad musical emite cambios sobre el córtex cerebral.

De acuerdo a ellos está otra investigación liderada por la Universidad de Florida que afirma que la música afecta a más partes de la mente que ningún otro estímulo gracias al aprendizaje de la tonalidad, el ritmo y las letras de las canciones. Los resultados de este estudio fueron los mismos que los del Mc Master de Canadá.

Aprendizaje musical como motor de disciplina y emociones

Además de afectar positivamente al rendimiento escolar, el aprendizaje musical desde edades tempranas es un gran incentivo de diferentes habilidades sociales y emocionales en los más pequeños. Habilidades que serán de gran ayuda en su etapa adulta.

«Los niños que combinan la enseñanza musical con la general necesitan mucha más disciplina, ya que la música requiere bastante tiempo de estudio y dedicación. Obtener resultados positivos después de un tiempo de estudio, les ayuda a tener una buena autoestima y a ser más optimistas», afirma Marta González.

Yendo un paso más allá, el aprendizaje musical es un interesante aliciente para el aprendizaje de emociones en todas las etapas de la infancia. Al menos así lo demuestran diferentes investigaciones científicas, como estaba llevada a cabo por Chantal Udasco, de la Universidad Estatal de California para su Proyecto de Final de Máster, publicado en Scribd. La autora afirmaba ya en 2005 que la música facilita el asentamiento emocional. Concluía, además, que la música permite a niños de entre cinco y siete años exteriorizar y tomar conciencia de muchas palabras relacionadas con las emociones que pueden expresarse a través del lenguaje musical. De esta manera, puede ayudar a regular y reconocer dichos sentimientos.

Al hilo de esto, nuestra coordinadora adjunta de música, Marta González, explica que «para salir al escenario necesitas gran control mental sobre tus nervios y otras emociones que pueden invadirte en un momento dado». E, incluso, comenta que los estudiantes que estudian música necesitan saber comunicación no verbal para poder establecer diálogos con sus compañeros, con el director e, incluso, con el público (en caso de haberlo).

Como hemos comprobado, no es ninguna casualidad que, en 1983, Howard Gardner incluyese a la inteligencia musical como una de las siete inteligencias múltiples que desarrolla el ser humano. «Sensibilidad para entonar bien, reconocer canciones, percepción y producción musical», decía entonces el psicólogo.

En conclusión, como dijo el filósofo Friedrich Nietzsche, «sin música la vida sería un error».

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